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El recorte y el herraje son las dos prácticas tradicionales de gestión del casco del caballo, llevadas a cabo por el herrador a intervalos regulares para reproducir artificialmente, en el caballo doméstico, el desgaste y el endurecimiento natural de las estructuras del casco, que en el caballo salvaje o en libertad está garantizado por el contacto directo y continuo entre el casco y el suelo sin desgaste ni crecimiento excesivos.
El recorte de los cascos
Cuando la presencia de hierro impide por completo el desgaste de la pared del casco y el contacto fisiológico de las zonas del casco con el suelo o, en el caso de los caballos sin herradura, cuando el movimiento insuficiente sobre un suelo convenientemente abrasivo no permite un desgaste regular de la pared del casco, es necesario, a intervalos regulares, igualar el casco, lo que consiste en eliminar todas las partes del casco que han crecido más allá de los límites fisiológicos normales.
Las herramientas indispensables para la nivelación son el cuchillo para cascos y la escofina. En el caso de paredes considerablemente largas, también es útil una pinza de herrador. Todas estas herramientas tienen características especiales que las convierten en especializadas. Con un cuchillo, el herrador retira el exceso de suela "muerta"; elimina las partes desiguales o mal conservadas de la planta o ranilla; acorta las barras hasta una altura justo por encima del plano de la suela.
Con la escofina, posiblemente precedida de la pinza, el herrador acorta adecuadamente la pared en todo su perímetro, desde la punta hasta los talones. El recorte, y en particular el cuidado en la determinación de la mejor altura de la pared y los talones, son fundamentales para el equilibrio anteroposterior y lateral del casco, ya que constituyen la base de una postura fisiológicamente correcta y de un movimiento seguro y eficaz en los distintos andares. Además, un recorte bien ejecutado sienta las bases para un correcto contacto activo y pasivo entre el casco y el suelo, proporcionando al mecanismo del casco la mejor eficiencia posible.
Cuando el recorte es la fase previa al herraje, el plano formado por el borde inferior de la pared debe ser perfectamente plano, por lo que hay que prescindir del arco fisiológico anteroposterior del casco. Por último, si el hierro que se va a aplicar está dotado de "púas", es decir, unas lengüetas metálicas que sobresalen hacia arriba y que se apoyan en la superficie externa de la pared y aumentan la solidez del herraje, el herrador corta surcos superficiales en la pared, correspondientes en número, ubicación y profundidad a las púas del hierro que se va a aplicar.
El herraje
Una vez terminado el recorte, el herrador elige el hierro del tamaño y la forma más adecuados para el casco, trabajándolo con el mazo y el yunque, si es necesario, en frío o en caliente, hasta obtener la mejor combinación posible. Para verificar la presencia de un contacto perfecto entre la superficie inferior de la pared y la superficie superior de la plancha, el herrador puede proceder al llamado "herraje en caliente"; es decir, aplica la plancha al rojo vivo sobre el propio casco, comprobando que la acción del calor deja un rastro homogéneo y continuo en todo el perímetro del hierro.
Una vez obtenida la mayor correspondencia posible entre el casco y el hierro, el herrador lo clava con clavos especiales de hierro blando clavados oblicuamente en las distintas capas de la pared, a 15-20 mm del borde inferior del casco. Tras acortar adecuadamente la parte que sobresale, la punta de los clavos se remacha hacia abajo.
En caso de necesidad, el tipo de hierro o el método de herraje pueden variar; una variante bastante frecuente es la aplicación de una plantilla, es decir, una robusta pieza de cuero colocada entre la plancha y la pared y que cubre toda la superficie de la suela.